Unidad IV, lección 3, ejercicio 8 a
Ante todo, mi objetivo principal no es reciclar, sino deshacernos de la basura que nos rodea, que lamentablemente no es poca. Por eso, los productos de limpieza, detergentes, jabones los compro a granel en el mercado Komarovka. Cuando voy a comprar comida, siempre echo en mi mochila un par de bolsas de tela y nunca acepto las de plástico, aunque me las ofrezcan gratis. Cuando por las mañanas me compro un café para llevar, pido que me lo echen en mi vaso para no usar los de plástico que no se deshacen y tanto contaminan el medio ambiente.
Cuando trabajaba en la oficina, mis compañeros y yo recogíamos tapones de botellas de plástico para así colaborar con el proyecto “Krishariki” que consiste en juntar tapones de plástico para ayudar a las personas con dificultades económicas para tratar sus enfermedades. Por ejemplo, los últimos tapones contribuyeron a la adquisición de una silla de ruedas para un niño con parálisis de piernas.
Trato de no usar mi coche, siempre que puedo voy a pie, en bici o patinete eléctrico. Si necesito viajar a largas distancias, si la situación lo permite, opto por el tren en vez del avión, ya que como es sabido el avión es el medio de transporte que más contamina.
Además siempre compro la ropa en las tiendas de Segunda mano. Las ventajas no son pocas. Los precios son asequibles, la variedad es muy grande, incluso hay ropa de marcas muy caras y lo principal es que damos una segunda vida a la ropa y de este modo disminuimos los residuos.
Cuando en Belarús aparecieron los primeros contenedores de reciclaje, convencí a todos mis familiares y amigos que reciclaran los plásticos y los cristales.
En cuanto a plogging, intentamos motivar a la gente a que se sume a nuestro proyecto. Si cada persona a la hora de pasear o correr por el lugar donde suele pasar su tiempo libre se pone unos guantes, coge una bolsa y va recogiendo la basura según la vaya viendo, seguro que nuestro medio ambiente estará más limpio y acogedor.