Unidad IV, lección 1, ejercicio 11 b
Atrás quedaron aquellos años en los que viajar en avión estaba al alcance de unos pocos. Hoy en día cualquier pasajero de cualquier nivel económico puede desplazarse a cualquier sitio a ver a un familiar o amigo, esté cerca o lejos.
Tenemos cientos de opciones que se adaptan a todos los bolsillos. Pese a las facilidades que ofrece el viajar en avión no hay que olvidar una cosa: es el medio de transporte que más contamina.
Cada vez que cogemos un vuelo, se emiten 285 gramos de dióxido de carbono por pasajero y por kilómetro. Pero los vuelos más dañinos no son los internacionales; sino los vuelos de distancias cortas, aquellos que hacemos para movernos por el país.
“A día de hoy sabemos cuáles van a ser los aviones que van a surcar los cielos en los próximos años, y van a seguir contaminando”, avisan desde Greenpeace. Por ello, se presenta el tren como la gran alternativa. Este medio de transporte es el que menos contamina.
Así, bajo estos cálculos, caminar y montar en bici no emite ningún tipo de gas, el tren produce unos 14 gramos de dióxido de carbono por pasajero y kilómetro seguido de los autobuses, las motocicletas, las furgonetas y los camiones. Mientras que el avión se considera el medio de transporte más contaminante con una emisión de 285 gramos de CO2 por pasajero y kilómetro. Así, según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), citada por la BBC, un vuelo de clase económica desde Londres hasta Nueva York emite aproximadamente 0,67 toneladas de CO2 por pasajero.
En Suecia el movimiento Flygskam, traducido como "La vergüenza de volar" tiene cada vez más seguidores. Allí el año pasado un 23% de la población renunció a volar, para reducir el impacto climático y en su lugar, cogió un tren.
En realidad hay que hablar de vehículos rodados que utilizan las carreteras. En este gran grupo, los más contaminantes son, por este orden, camiones, autobuses, furgonetas, coches y motocicletas. Un camión llega a emitir de media 158 gramos de CO2 por pasajero y kilómetro, casi tanto como un avión, y miles de ellos recorren continuamente nuestras carreteras por motivos de logística. Los coches tipo turismo no emiten mucho, pero como llevan pocos pasajeros, la media de C02 por pasajero y km se eleva a 104 de media. Las motos, pese a pequeño volumen, emiten unos 72 gramos. Como solo llevan a una persona, máximo 2, la proporción es muy contaminante en comparación con un coche o un autobús. Los autobuses emiten 68 gramos porque baja la media al haber muchos pasajeros en ellos. Sobre el debate si son más perjudiciales para la salud los motores diésel o los gasolina, los primeros son peores. Emiten más C02 y además emiten partículas de NOx (óxido de nitrógeno), que son muy nocivas para el aparato respiratorio del ser humano.